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En abril 28, 2021
Experiencia laboral y nacimiento de una idea de negocio.
Mi nombre es Natalia. Vivo en Bogotá, Colombia y tengo 30 años.
Estamos en el año 2021, reflexionando en medio de una pandemia latente en el mundo, y a partir de esto, decidí compartirles un poco acerca de mi historia; posiblemente a algunos de los que estén leyendo este documento en este instante les sea de gran ayuda o aporte.
Toda mi vida laboral se ha movido en medio de multinacionales y grandes empresas. He sido empleada de marcas reconocidas; he liderado departamentos comerciales y he tratado con cientos de proveedores o clientes de diversas industrias.
Colaboré con un periódico nacional; aprendí de marketing y plataformas digitales; hice parte de una apertura de mercado en el sector de la belleza y fidelicé carteras de aliados.
Admito que ha sido valiosa la experiencia y los conocimientos que he ganado a lo largo de estos años sobre el funcionamiento de una organización, pero como lo mencioné antes, hice parte de un proceso más de contratación exitoso para cumplir sueños, objetivos y presupuestos… de otras personas.
Nunca me pregunté como inició cada organización en la que trabajé; qué tuvieron que hacer los socios para empezar, qué documentos debían reunir para legalizar la empresa, cuántas personas necesitaban en la operación inicial y de cuanto dinero debieron disponer para desarrollar la idea de marca…
Cabe mencionar que no tuve la oportunidad de ahondarme en otros departamentos vitales en el funcionamiento de una organización. ¿Cómo administraban una nómina en recursos humanos?, ¿afiliaciones a seguridad social? No tenía ni idea de estos temas, y tampoco me interesaba conocerlos para ser verdad.
Éstas, eran solo algunas de las tantas preguntas que me tuve que responder tiempo después cuando tomé la decisión de EMPRENDER. Si, una idea de negocio familiar que empezó a desarrollarse con mi padre y luego se fueron involucrando mas integrantes de mi familia. Lo primero que hice fue tomar la decisión de renunciar a la compañía en la que trabajaba. Hice una lista de beneficios y comodidades a los que debía renunciar para poder llevar a cabo mi sueño; comenzando por primas de sueldo, vacaciones y salarios asegurados. Pero, por otro lado, contemplando la infinidad de aprendizajes que ganaría, experiencias que se aproximaban y flexibilidad de tiempo a mi disposición para compartir con mi hija.
Estaba segura qué iba a tomar una gran decisión, qué comenzaría a recorrer un camino nuevo y lleno de retos. Todo pintaba bonito y fácil, hasta que comencé a vivir en carne propia lo que significa hacer empresa en Colombia.
Bueno, tampoco se asusten; es un proceso que requiere tiempo y paciencia. No hay nada fácil cuando queremos ofertar algo, llámese producto o servicio, sobretodo cuando nos encontramos en un país con una lista de requisitos por cumplir a cabalidad antes de poder cortar la cinta de inauguración.
Cuando nace la idea de emprender, no solamente se crea una empresa. El emprendimiento trae consigo una infinidad de actitudes y sentimientos nuevos ante la sociedad y ante si mismo. Definimos el negocio como un plan de vida, una coyuntura o casualidad, o sencillamente una necesidad a raíz del desempleo. Imaginamos la satisfacción anticipada al pensar en brindar la oportunidad de trabajar a un sin número de personas; tu nueva gran responsabilidad como actor indispensable en el funcionamiento de una organización te exige unas funciones y habilidades que debes fortalecer para cumplir con tus objetivos; enmarcando así una vida de sacrificios y empeño que irrumpe en el mundo de hoy.
Un empresario exitoso depende de muchas cosas. La primera desde mi punto de vista es contar con una gran capacidad de liderar. Encabezar equipos, pero hacer parte activa de ellos; conseguir dinero, pero gastarlo de manera inteligente, confiar en si mismo, pero escuchar a su gente. Nadie que quiera lograr grandes negocios trabaja solo, pues el éxito depende de engranar los esfuerzos de todas y cada una de las mentes involucradas.
Iniciamos un camino de creatividad e innovación. Comienza la búsqueda insistente de una identidad, una marca. La idea de negocio debe ir conectada con la necesidad de una comunidad; pero al mismo tiempo debes disponer de varias horas para seleccionar la forma jurídica mas adecuada de registrar el nombre de ésta. Nadie dijo que crear empresa era fácil; pero se ha demostrado que tampoco es imposible.